A veces extraño fumar o a ti.
- Valfré Saavedra
- 23 may 2018
- 2 Min. de lectura
A veces extraño fumar o a ti o amarte... no lo sé.
No pude haber tomado peor decisión que dejar de fumar y dejarte.
Con esto de la abstinencia es más fácil hacerse de algún otro vicio; como llenarse de comida hasta la indigestión o beber hasta perder la noción... y las nalgas, pero eso de las nalgas ocurre más por soledad que por gusto, porque cuando se está solo de soledad, uno busca llenarse de manera distinta los lugares que más vacíos tiene.
"Quien está bien del corazón puede dar el culo sin arrepentimiento alguno"
Pero lo mío es distinto. Con cada cosa que hago intento llenar los vacíos que dejaste y llenar los espacios en blanco de cada hoja con la que me desquito.
Como verás, no soy muy bueno olvidándote o haciendo cosas que me lleven a un mejor lugar. He fracasado en todos mis intentos por salir adelante .
Por otro lado he intentado ser paciente con los asares del destino, pero ya con los "treintatantitos" que me cargo eso es más complicado y más difícil año tras año y con esto, la paciencia se me ha ido hasta los pies. Te explico por qué.
Es más común en mí estar cansado, y no sé si será por falta de vitaminas o es cosa del ánimo, yo creo que es lo segundo; eso del ánimo. Y para agregar a la lista un tercer motivo es la facilidad con la que las personas abandonan y, una cuarta, es la poquísima tolerancia que yo tengo.
Me ha cansado de ser divertido, de poner la sal y el azúcar en la vida de alguien más y no ser obtener ni un poquito de saliva como muestra de apetito.

Quinta: mi cuerpo reacciona de formas que me inquietan. Entristezco fácilmente y lloro al menor motivo. A mi cuerpo le ha dado por subir y bajar de peso raramente... y las nalgas, las benditas nalgas, esas sí que son autónomas.
"Debería regresar a fumar, pero es un vicio muy caro y muy pendejo,
y yo ya soy lo suficientemente idiota como para agregarle más detalles a mi estupidez"
Los hombres complicamos todo. Aprendimos a hablar y sólo decimos pendejadas. Aprendimos a escribir pero no sabemos leer. Aprendimos a andar pero no sabemos continuar...
Bueno, ya te dejo. Ahora debo ponerme a hacer lo que hago desde hace tiempo: dejarte.
Escribe pronto, si te cuerdas de cómo hacerlo y si es que te acuerdas de mí.
P. D. Prometo que te leeré.
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