Tú y todo, y en medio yo
- Valfré Saavedra
- 25 may 2018
- 2 Min. de lectura
Tú, tú y tus sonrisas, tú y tus miradas, tú y tus palabras, tú y lo que sea. Tú y lo que quieras, tú y lo que digas, tú y lo que mandes, tú y lo que ordenes; tú y amén.
Tú y tus mentiras; las dichas y las hechas. Tú. Tú y la vergüenza. Tú y el cinismo. Tú y el descaro. Tú y todo, y en medio yo.
Eras tú, el completo tú, pero el completo guardado, el que nunca dijo quién eras hasta que yo estaba enamorado. Tú, el que poco a poco sugería, quien guardaba sus deseos conmigo para darlos a otro. Tú, de día uno y de noche otro. Tú conmigo uno y con otro otro.

Tú con luz de velas, con botellas de vino, con ceniceros atascados, repleto de colillas y con ceniza en el cabello. Tú el de los pelos rubios y los sustos dibujados como rayos claros sobre tu cabello mal peinado. Tú, el sufrido, el enfermo, el desahuciado y vuelto a nacer, tú, el que sueña vivir siendo amado y no sabe respetar.
Tú y tus ojos claros marrones casi amarillos a los que me hice amar. Tú y tus labios y tu boca, tú y tu ligero diastema, tú y el sabor a rancio de un café combinado con cigarro, tú y el mismo aroma y añejado por el vino.
A ti que estas en los cielos y que santificado es tu nombre, a ver si me echas la mano y me mandas a quien me haga olvidar lo que uno de tus hijos me hizo amar. A ti, a quien sin llamar por tu nombre te he hablado, espero que pronto te dejes del rogar y me vuelvas a mirar. A ti, el que "se hace que la virgen le habla", te pido que me des una oportunidad. Si tú me ayudas a olvidar prometo que ya no lo vuelvo a hacer.
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