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Como dinero extraviado en un bolsillo

  • Valfré Saavedra
  • 21 jul 2018
  • 2 Min. de lectura

Te busqué tanto como se busca un billete olvidado en algún pantalón, con la misma ilusión de encontrar algo sin importar su denominación: amor, costumbre, necesidad, terquedad, desesperación, baja autoestima, o 20 pesos o 50 pesos o 100 o 200, 500 o 1000. Uno busca en la prenda olvidada la esperanza de un dinero no gastado, igual sucede con el corazón, uno busca en los bolsillos de la soledad encontrar la oportunidad de regresar con el amor perdido.

Me dijo mi mamá una vez que siempre guardara dinero para nunca andar sin billetes, pero yo - al menos yo - nunca he cuidado tanto la cartera, pero he cuidado más dejar prendida una que otra velita en alguna capillita, porque uno nunca sabe si se va a quedar sin amor y si así pasara, por lo menos uno tiene en su iglesia un santito de devoción para rezarle de rodillas, bien de rodillas. Es más fácil andar sin dinero que sin amor.

De la pobreza uno saca riquezas, del amor uno saca riqueza, de la cartera uno saca interés y eso solo "saca el cobre". Por eso no es lo mismo "amor" que "interés".

A mi me interesó tu cara, tu carota a la que llené de besos los cuales nunca supe cuánto me iban a costar en el futuro. A mí me interesaron tus cabellos limpios y sucios de fines de semana, tus cejas despeinadas, tus pestañas rizadas y tus hermosos ojos ojerosos de fatiga. A mí me interesó tu boca llena de discursos y tu lengua juguetona; me interesó todo el discurso divino tuyo que me habló de tus éxitos y fracasos y por eso invertí mis sentimientos en ti.

Al final creo que nos quedamos debiendo mutuamente, el gasto no fue solamente de mi parte, también tú pagaste con lo que pudiste.


 
 
 

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