Marzo 22, 2021
- Valfré Saavedra
- 24 nov 2021
- 2 Min. de lectura
Días como hoy se suman a una larga cifra de incontables días repetidos, casi iguales, casi idénticos. Hoy como desde hace un mes mi intestino me levanta por las mañana haciendo que el trabajo del despertador sea obsoleto, mejor dicho, el intestino me hace saltar de la cama para correr directamente al baño.
Mi día comienza con lo que podría ser una orquesta de rugidos de tripa y gases implacables, una digna advertencia de peligro al enemigo o al amigo, pero yo que vivo en soltería desde hace años soy el único que sufre de su propia humanidad.
Leí o escuché que al morir lo último que hace el cuerpo es aflojar los intestinos, así que nadie se va de éste mundo limpio de calzones y pocos se van limpios de conciencia o al menos eso creen. Hay quienes creen que hay "otra vida" después de la muerte; para mí eso es una idea de mierda.

Después de veinte minutos o más, cuando logro desprenderme del inodoro, continúo con mi rutina de días, de semanas. Pongo el café, café fuerte y robusto. Tres tazas de café fuerte y robusto es lo más intenso que vivo desde hace meses, bueno, por decirlo figurativamente, por que a decir verdad, lo menos "intenso" en años ha sido el café y sin embargo, justo ahora mi vida parece "simple".
Todo está lleno de simpleza. Mi vida es simple. Me despierto, voy al baño, preparo café, como, bebo, intento escribir, me frustro, me meto a la cama y espero hasta quedarme dormido y me dan las tres, las cuatro, las cinco y las seis de la mañana esperando al sueño.
A veces escucho a los gatos pandilleros en celo bramando y es uno de los ruidos más detestables para mis oídos. A veces en la madrugada puedo escuchar al gallo indeciso de la vecina cacarear entre las cuatro de la mañana hasta las siete de la mañana y casi toda la noche y madrugada puedo escuchar a los perros callejeros (y a los que sí tienen casa) como le ladran a los ruidos, a los gatos, a los roedores y hasta su propia sombra, y yo, con los ojos pelones esperando al agotamiento.
- Bueno, creo que hasta aquí escribiré por hoy, por esta ocasión y mejor termino porque sino me meteré el pie y acabaré por borrar todas estás líneas sin darles la oportunidad para después leerlas, después de mis dudas.
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